Gran final de Trilogía Christalidah: Mundos Paralelos

- ¿Cómodo? – le pregunté al chico cuando entre a su celda en el castillo. El chico estaba en una esquina de la celda, tenia moretones y heridas sangrantes por todo el cuerpo, mis guardias se habían encargado de él, me había asegurado de que no lo mataran, solo que pasara por el dolor suficiente para decirme lo que quiero saber.
- Bastante cómodo, es como un hotel de 5 estrellas. – tenía una extraña forma de hablar.
- ¿Estás listo para decirme como llegar a tu mundo? – pregunté
- No. – en serio me estaba molestando, no podía ver sus recuerdos, ni leer su mente.
- ¿Vas a luchar contra mí? Digo, ya que eres el waihkhithecs innato y todo eso, esperaba una pelea una vez que llegáramos al castillo, como pretendiste iniciarla en la cueva. –
- Te di mi palabra, voy a permanecer contigo si Samara y su familia permanecen con vida. –
- Y yo te dije que te mentí, de todas formas los voy a matar, una vez que ya no te necesite mas. –
- Pero si por lo menos puedo alargar sus vidas más de lo que tú quieres, con eso me basta.-
- Eres valiente, chico. Me recuerdas a mi cuándo tenia tu edad. -
- Bueno, pues yo espero no parecerme a ti cuándo tenga la tuya.-
- Algo si te digo chico, mi paciencia es limitada, y te juro que si no me dices lo que quiero saber vas a sufrir más de lo que ya has sufrido. De verdad no quisiera llegar a esas. –
- Yo tampoco quisiera llegar a esas. Tú y yo sabemos que no puedes matarme, no lograrías lo que quieres si lo hicieras, así que tortúrame todo lo que quieras, pero no te diré nada. – dijo enfurecido.
- Se te olvida una cosa chico, puedo torturarte de mil formas y creo que la más dolorosa seria si matara a la pequeña princesita que te tiene enamorado, porque la amas, yo lo sé, mejor te comportas para que su majestad no sufra. Por esta noche te dejaré descansar, no tengo prisa chico, nos vemos mañana, que tengas una linda noche en tu… ¿Cómo dijiste hace un momento? ¿Hotel de 5 estrellas?… Sí, que tengas buena noche en tu hotel de 5 estrellas. – le dije y salí de la mugrienta celda.
- ¿Qué le dijo mi señor? – pregunto Armando.
- Absolutamente nada, pero lo dirá pronto, créeme que lo dirá. -
- ¿Esta despierta? – pregunté acercándome a la celda donde estaba Tadhilei.
- No, señor. –
- Muy bien, me avisas cuando despierte, que nadie la toquen Armando, nadie. –
- Por supuesto que no, señor, yo mismo la vigilaré personalmente.–
Bien. ¿Y nuestra pequeña traidora? –
- En su celda, como usted ordenó, ha protestado porque usted dijo que no le iba a hacer nada. -
- ¿En serio? – dije levanto una ceja.
- Si. –
- Pues déjame ponerle las cosas en claro para que no haya más protestas. –

Ordené a un guardia abrirme la celda, inmediatamente la chica se envaró nerviosa, como todos los que estaban en mi presencia.
- Tengo entendido que ha habido unos cuantos inconvenientes contigo.-
- Usted dijo que no me iba a apresar. – dijo sin mirarme a los ojos.
- Lo dije. –
¿Entonces por qué estoy aquí? – preguntó en un susurro.
- Porque hasta que no esté completamente seguro de cuáles son tus intenciones no puedo tenerte rondando libre por aquí. –
- Pero ya se lo dije, estoy harta de Samara, prefiero verla castigada o muerta, antes que verla seguir obstaculizando mi vida y mi felicidad. –
- Bien, entiendo tu punto, pero de todos modos vas a seguir aquí hasta que crea que eres verdaderamente de fiar. –
- Pe.. pero mi familia… - susurro.
- No les hare daño si en verdad eres de fiar, tienes mi palabra.
- Está bien. – alzo la barbilla mirándome a los ojos.
- Solo demuéstrame que estas dispuesta a permanecer a mi lado, y tu familia no sufrirá ni un rasguño, Egglys Amaranti.

En momentos de la vida como los que estaba viendo, supongo que es donde uno se arrepiente de las cosas que ha hecho, y piensa en aquellas que te llevaron a estos momentos, pero yo no puedo siquiera pensar en ellas, porque todo lo que ocupa mi mente es Samara, su sonrisa, sus labios, sus besos, sus abrazos, sus ojos, sus pelo, en ella… y cada vez que me llegan sus recuerdos me siento orgulloso de la decisión que tomé, porque no puedo imaginar este mundo sin mi princesa, simplemente no puedo, y si tengo que vivir la peor tortura que pueda atravesar un ser humano solo para que ella esté a salvo, pues la viviría mil veces.
- ¿Ya se termino la rutina de hoy? – pregunté al guardia cuándo me tiró sobre la pared de mi celda. Llevaba una semana aquí metido, la sabia porque esas eran las veces que Kardian había venido a verme, siete veces, una vez por día. Me habían golpeado tanto que ya ni siquiera me dolían las torturas, no podía verme por mi ojo derecho, tampoco me servía mi pie izquierdo, por lo menos tenía una o dos costillas rotas, lo sabía porque era un infierno respirar, y uno de mis brazos ya no cooperaba conmigo.
Pero sabía que tenía que hablar pronto, para salvar a Samara, así que solo estaba pensando qué decirle al idiota de Kardian. Tenía que ser más astuto que él, y no dejar que se le terminara la paciencia, solo tenerlo jugando mi juego por unas pocas semanas para darle tiempo a Samara de irse lejos, de irse a la Tierra, a mi mundo, ese era el único lugar en el que podia estar a salvo con su familia, que estuviera lo más lejos posible de Kardian y sus sequitos.
Entonces yo me quedaré con Kardian, luchando para mantenerla con vida, haciendo todo lo posible para mantenerla a salvo y en el momento en que tenga que pelear hasta la muerte por ella, lo haré, sin arrepentimientos, porque ella es mi vida, mi todo.
Solo espero que ella esté pensando lo mismo que yo en cuanto a irse a mi mundo y que mis tíos no piensen que los defraud+e, porque hasta el último aliento de vida que me quede haré lo posible para no defraudar a los que amo y si para hacer eso significa que tengo que borrarme de sus corazones lo haré.

Desde esta celda mugrienta y ensangrentada con mi propia sangre usaré todo lo que tenga de poder para que me olviden. Incluso si eso mata mi corazón, no importa, porque sé que de este castillo no saldré con vida, y lo mejor es eso, lo mejor es hacerle creer a todos que nunca me conocieron, que nunca existí, porque tampoco me arriesgaría a que vengan por mí, no, nunca, prefiero estar muertos para ellos antes que arriesguen sus vida salvándome. No sé qué haré, si un hechizo de olvido o uno de invisibilidad o camuflaje, lo que si se es que lo intentaré todo, con todos, incluso con Samara. La primera en mi lista es Samara, si tengo que renunciar a mis sueños con ella para mantenerla viva, entonces lo haré.